Si miramos con detenimiento dentro de nosotros, encontraremos cierta dosis de ambición. Es un sentimiento razonable, humano y en muchos casos imprescindible. ¿Qué sería nosotros sin ese deseo por mejorar? ¿Qué sería de nuestra sociedad sin el afán de superación y de mejora de nuestras empresas? Ten cuidado con tus sueños, pueden convertirse en realidad.
En los consejos de administración se determina la estrategia y se fijan los objetivos, pero al final el consejero delegado, el director general, el gerente o el director del departamento se debe enfrentar con la realidad y elegir entre la opción A o la B.
En los últimos años han prosperado los llamados comités de dirección, donde el director se reúne con los jefes de departamento y donde se debate, se discute, se pone en común… Quizás buscando algo de consuelo, deseando contar con diferentes opiniones que nos den pistas sobre qué camino elegir. Pero al final, la elección nos corresponde a nosotros. Y debemos tomar decisiones ya que no tomarlas siempre es peor. Ahí está la grandeza del liderazgo. «El poder conlleva responsabilidad», leíamos en los comics de Marvel.
Ojalá ese merecido ascenso profesional a la dirección de nuestra o de otra empresa nos llegue en el momento en el que estemos preparados para encarar la toma de decisiones con sabiduría y justicia. Nuestra empresa, nuestros empleados, nuestros proveedores y nuestros clientes nos lo agradecerán.
Pedro García Molina
Socio Director de STANDBY