Juristas y analistas coinciden en que los abogados del futuro deben ser profesionales totalmente hechos a la digitalización y capaces de realizar su labor en un entorno de pluralidad cultural, política y multijurisdiccional, ello acompañado por un escenario de nuevas competencias: gestión, calidad, visión global y con la capacidad de generar negocio.
Vayamos por partes. La tecnología corre cada vez más y los clientes demandan servicios online de calidad a precios asequibles. Por ello, el abogado del futuro debe adaptarse al nuevo entorno, mejorando así la productividad y convirtiéndose en un profesional digital, ya que en un futuro no muy lejano no habrá abogados 2.0 ni letrados tradicionales. El profesional que no tenga habilidades técnicas, tendrá muy complicado seguir siendo competitivo. Las tareas legales cada vez más se van a realizar fuera de los despachos, fuera de la profesión e incluso fuera del entorno humano.
Las horas trabajadas dejarán de ser el principal indicador de productividad, ésta se medirá de modo creciente por el valor aportado al cliente. Cada vez más, los asuntos jurídicos, incluso los más complicados, se tratarán como proyectos y se descompondrán en partes, que serán ejecutadas por quienes tengan las habilidades correctas y ofrezcan el precio adecuado.
Por otro lado, al igual que la tecnología, las competencias de los abogados se van alejando del perfil tradicional y enfocan más a perfiles globales, orientados a la abogacía de los negocios y a la gestión de equipos, sin alejarse claro está, de una preparación técnica elevada. El trabajo en equipo, en cooperación y compartiendo recursos es la clave de un despacho. Otra habilidad indispensable es la capacidad de empatizar con el cliente, aplicando de forma correcta las habilidades sociales y relacionales. Siguiendo en la línea de la función comercial, los nuevos letrados deberán saber anteponerse a los problemas ofreciendo servicios y soluciones.
En conclusión, todo hace indicar que se avecinan cambios, hay que ir abandonando esa zona de confort del abogado tradicional e ir potenciando nuestra creatividad y trabajar en aquellos aspectos comentados que nos harán profesionales más atractivos tanto de cara a nuestra firma como al cliente.
Álvaro Jiménez
Consultor de STANDBY